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Khloé Kardashian, fina como canapé de mondongo |
Hasta mediados del año pasado yo era una persona como vos, noble lector. No sabía los nombres de las Kardashians, qué caras tenían ni cuántas eran en total. Solo conocía a Kim porque era la más famosa, la más excéntrica y la que estaba casada con Kanye. Sabía que tenía varias hermanas casi tan operadas como ella, pero no mucho más.
Mi ignorancia se arruinó por completo cuando empezaron a salir las primeras fotos de Kourtney Kardashian con Travis Barker. Eran dos mundos chocándose, y aunque no sigo mucho a Travis porque hace un rato no tengo más 18 años, él todavía tiene un poco que ver con mi mundo. Y la relación entre los dos me dio curiosidad, así que empecé a acompañarla. “Kourt cambió su estilo por Travis”, comentaban las fanáticas de la primogénita de las Kardashian en las fotos de la pareja en el Instagram de Just Jared. Descubrí que el cambio de estilo proviene del hecho de que ella estaba incluyendo elementos de punk y metal en sus atuendos. Solo puedo decir que está en lo correcto y tiene mi apoyo.
Entonces, como si ya no fuera suficiente participación de mi parte, Kim empezó a salir con Pete Davidson. Y ese sí, reconozco que en cierto modo lo sigo. No soy fanática del stand up comedy, pero me gusta lo que hace Pete. Me parece divertido de una manera interesante, en el límite entre el humor sano y el cancelable. De nuevo, dos mundos chocándose. De nuevo me resultó curioso, de nuevo comencé a acompañarlo. Y si empezás a seguir a DOS Kardashians, automáticamente te quedás atrapado en un camino casi sin vuelta proporcionado por el algoritmo.
Pronto descubrí que eran cinco hermanas y que su madre, Kris Jenner, también es una Kardashian, lo que serían un total de seis Kardashians. También hay un hermano en el medio, pero es irrelevante. Ni siquiera a ellas les importa su existencia. También descubrí que la matriarca es quien soluciona todo, es la relaciones públicas de toda la familia y quien las hace aparecer o incluso desaparecer cuando es necesario.
Mientras seguía sus vidas sin la necesidad de hacer ningún esfuerzo a través de las fotos y las noticias que aparecían ochenta veces al día en mi Instagram y en la página inicial de Google, descubrí que estaban filmando una nueva temporada de su reality show. También descubrí que ya no se llamaría más Keeping up with the Kardashians y que se transmitiría en Hulu, y ya no en E! Entertainment.
En medio de la repercusión de la grabación del programa surgieron interrogantes. ¿Aparecerá Kanye? ¿Aparecerá Travis? ¿Aparecerá Pete? Yo, por supuesto, una vez más tuve curiosidad. Tanta curiosidad que al día siguiente del estreno del primer episodio de The Kardashians, el 14 de abril, ya me sentía preparada para dar este paso más en mi vida. Lo miré entero.
Lo primero que sentí fue vértigo, porque empieza con un dron recorriendo la zona de Calabasas a gran velocidad durante unos cinco minutos. Cuando finalmente empezó, solo podía hacerme preguntas.
¿Esto es serio?
Quiero decir, ¿realmente están frente a cámaras hablando de asuntos personales y diciendo cosas que no quieren que otras personas sepan?
¿De verdad quieren que creamos que esto es real?
¿La gente realmente cree que esto es real?
¿La gente cree que se visten así y se maquillan así todos los días?
¿Por qué el ex marido de Kourtney está metido ahí todo el tiempo?
Me costaba un poco entender la dinámica, porque cuando hablaban directamente a la cámara sentía como si estuviera viendo The Office, solo que sin la parte graciosa. Quiero decir, la parte graciosa era la existencia misma de todo.
Una semana después salió un nuevo episodio y ¿dónde estaba yo? Así es, dándole play para verlo. Esta vez ya estaba más acostumbrada al formato, así que otras cosas me llamaron más la atención, como la falta de expresiones faciales de Kim y el hecho de que van a comprar alfombras para su nueva casa con zapatos de tacones finos. También me sorprendió un poco la constante presencia de Travis Barker, quien aparece más que las dos Kardashians más jóvenes, Kylie y Kendall - lo que por un lado es genial, porque ambas tienen el carisma de un ladrillo. Pensaba que Travis no iba a querer exponerse tanto, pero pensándolo bien, hoy en día si no se expone allí, ¿dónde aparecerá?
E incluso Kanye surgió después de supuestamente hablar con Kim por teléfono mientras ella se echaba a llorar. Aparece en el tercer episodio, si no me equivoco. Sí, porque claramente seguí viendo la semana siguiente, y la otra semana también, y ahora solo dios puede sacarme de este agujero en el que elegí entrar y ya no puedo salir.
En el cuarto episodio es cuando Travis le propone casamiento a Kourtney. Días antes, TODOS ya lo saben, menos Kourtney, claro. Mamá Kardashian y todas las hermanas lo saben, sus respectivos novios y maridos lo saben, Ellen Degeneres lo sabe, todo el equipo de maquillaje de todas las hermanas lo sabe, los hijos de Travis lo saben, todos los camarógrafos, conductores y productores del reality show y de todos los programas que ellas participaron en ese ínterin también lo saben. Excepto Kourtney. El día en que Travis le haría el pedido, toda la familia se metió en el mismo hotel en el que ella y Travis se hospedaban para hacerles una fiesta sorpresa. Kourtney no parecía muy emocionada con la fiestita, pero la verdad es que es difícil detectar alguna emoción entre tanta toxina botulínica y ácido hialurónico. Por eso digo: aprecien mis emociones mientras aún no haya empezado mis aplicaciones.
Hasta ahora se trasmitieron cinco episodios (el último fue maravilloso, con mamá Kardashian preguntándole al chef si él no podría cortarle un pepino a Kendall porque ella estaba teniendo cierta dificultad) y no tengo idea de cuántos quedan. Solo quería recuperar mi cordura (después de que termine la temporada).
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